Descripción del proyecto

En la última década, las técnicas de inducción miofascial han ganado en la fisioterapia un campo sin precedentes, permitiendo la expansión de muchas raíces en la profesión, pieza olvidada en la cadena de los tratamientos.

Las limitaciones del sistema miofascial producen dolor y frenan la recuperación de la función del organismo.

¿Qué es la fascia?

La fascia es un fuerte tejido conjuntivo que rodea todos los componentes del cuerpo humano en forma tridimensional, permitiendo mantenerlos en su correcta posición y funcionamiento.

Rodea los órganos, los músculos, los huesos, los vasos, los nervios,… cada estructura posee su fascia y , a su vez, las fascias de unas estructuras conectan con las de otras, formando un entramado único.

El recorrido de la fascia es continuo, razón por la cual cualquier cambio estructural de la misma en una parte del cuerpo producirá alteraciones a distancia en otras zonas del organismo.

El cambio estructural de la fascia, llamado disfunción miofascial, puede producirse por diversos traumatismos. Tanto un golpe como una caída, una intervención quirúrgica como su cicatriz, una menstruación dolorosa, una postura inadecuada, un sobreesfuerzo, incluso un shock emocional.

Toda disfunción miofascial tiene influencia sobre el aparato músculo-esquelético, respiratorio, cardiovascular, sistema nervioso, etc. La eliminación de dichas restricciones permite restablecer el equilibrio corporal, eliminar los síntomas dolorosos y recuperar la alterada función, no sólo del aparato locomotor sino del resto de los sistemas.

La Inducción Miofascial es un método tanto de evaluación como de tratamiento tridimensional. Se realiza con movimientos, trazos, presiones sostenidas y estiramientos suaves que eliminan restricciones y equilibran la alterada función corporal.

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